Introducción Tiempo atrás.
Ya con cinco años Rodolfo era más rápido sumando y restando que personas del doble o aún más edad que él, y lo más extraño era que nadie le había enseñado, es decir, había aprendido lo básico, pero sumas complejas nadie se lo enseñó. Tenía una imaginación extraordinaria, la cual usaba solamente para su diversión propia. El problema era que los métodos de enseñanza le parecían aburridos y sentía que sus maestros no comprendían que el usaba métodos diferentes para aprender las cosas, se distraía con facilidad, faltaba a clases periódicamente e inclusive sentía cierto rechazo hacia la autoridad. Todo esto debido al modo en que se desaprovechó su capacidad, por ende, adquirió un grado avanzado de hiperactividad, el cual no fue tratado y se convirtió en el talón de Aquiles de su capacidad intelectual.
Tiempo atrás.
Pasados unos años de esto, ya en grados avanzados en la escuela, se distraía con facilidad, y lo que sabía era por los mediocres minutos diarios que prestaba atención antes de encontrar el más mínimo acontecimiento que lo distrajera.
Afortunadamente, casi sin problema alguno, pudo terminar el último año y entrar al liceo, donde comenzó medianamente bien pero a medida que avanzaba de año y se requería más atención en el curso fue pasando cada vez más y más raspando el límite. Hasta que finalmente reprobó dos años seguidos y el último año lo terminó debido a que fue a un liceo que con pagar la abultada cuota cada mes ya se aprobaba todas las materias.
Por esta razón, Rodolfo iba muy seguido al psiquiatra y tomaba medicamentos para concentrarse, pero no se sabe porque, empezó a sentirse deprimido, posiblemente por sus bajas notas o a causa de efectos secundarios del medicamento que tomaba. Esto lo llevó hasta las drogas, comenzó consumiendo cada muy poco, y con el correr del tiempo hizo de ellas algo rutinario, no le alcanzaba con lo que probaba diariamente, entonces empezó ocasionalmente a consumir drogas más fuertes, hasta que un día fue encontrado en medio de un parque yaciendo en el piso, un hombre que pasó llamó a una ambulancia y fue internado al instante. El médico dijo a sus padres que al parecer su hijo había sufrido una sobredosis provocada por varios estupefacientes a la vez, frente a esto sus padres con preocupación e indignación esperaron hasta que su estado mejorara e inmediatamente lo internaron en un centro de rehabilitación, el mejor y más caro en todo el país. En este no podía tener casi visita alguna, y si era así, eran estrictamente vigiladas, excepto las visitas de su psiquiatra las cuales eran privadas.
Ya rehabilitado casi por completo, debía ir todas las semanas a un laboratorio para realizarse un antidopaje, de esta forma controlaban que no volviera a consumir más nada, y para estar seguros también debía tener tres consultas semanales con su psiquiatra.
Este hombre, el Dr. Roberto Harrison, era una de las personas que más conocía de Rodolfo si no era, realmente, el que más. Intentó ayudar con todas sus fuerzas a su paciente aunque algunas veces, como todo ser humano, puede cometer errores.
Ferchu Fernández
Ferchu Fernández
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