Introducción día cuatro.
“Las bodas de fígaro” invadían sus tímpanos otra vez más. A su derecha ve a Alfonso y a su izquierda a la mujer del bar nuevamente. Lo más inquietante fue cuando a lo lejos vagamente pudo reconocer el rostro del tal “Emiliano”, el mismo hombre extraño del consultorio que tanto llamó su atención.
De pronto, el hombre de las gafas se acerca, dice algo casi inaudible e inentendible, pero aun así le erizó la piel. Esporádicamente empezó a crearse una atmosfera de horror y malas expectativas. Esto acrecentó cuando sintió que se estaba moviendo sobre algo con ruedas y todo se volvió oscuro.
Al abrir los ojos ve la misma cara que había visto el día anterior, era ciertamente el doctor Harrison. Por detrás de él, se encontraban una mujer sollozando y un hombre consolándola, eran los padres de Rodolfo.
Día cuatro.
El teléfono suena, Rodolfo se despierta consecuentemente a esto, salta y corre para atenderlo.
-¿Hola? – Responde el llamado con la típica voz de recién despierto.
- Hola Rodolfo, ¿Cómo estás?, discúlpame por llamar a esta hora, no quise molestarte es que tuve unos días muy difíciles y por eso se me ha hecho imposible contactarme contigo antes. – dice una voz conocida.
Rodolfo mira el reloj, eran las seis de la mañana, y el hombre prosiguió preguntando “¿Me recuerdas verdad?
-Lo siento, pero no sé quién es usted.- Contestó.
-Soy Alfonso, lamento molestarte llamando a estas horas, pero era para avisarte que ya está todo pago el arreglo de tu auto. No he dormido nada bien en estos días, tampoco he ido a trabajar y mi psiquiatra me mandó una medicación tan potente que apenas puedo levantarme. – Respondió la voz conocida finalmente revelada.
- Perdóname, no te reconocí la voz. Muchísimas gracias por avisarme, ya me empezaba a preocupar. – Habló con un tono de felicidad que rápidamente cambio a preocupación – Disculpa mi intromisión pero… ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo grave?
- Estuve teniendo pesadillas que me están volviendo completamente loco, al punto de que llego a soñar despierto o algo así… - hubo un silencio y continuó – la verdad ni mi psiquiatra entiende que está pasándome. – Contestó Alfonso Álvarez.
-¡Yo también he tenido pesadillas horrendas estos últimos días, y te vi en ellas! – exclamó Rodolfo sobresaltado.
-¡No puedo creerlo! No puedo creerlo, no, no, no, ¡no puede ser! – Gritó Alfonso y retoma su dialogo agregando algo que dejo completamente paralizado a Rodolfo – ¡En mis pesadillas también te he visto, acostado en una camilla a mi izquierda!
Las manos de Rodolfo perdieron fuerza inmediatamente. Completamente entumecidas, dejaron caer el teléfono al piso. Sus ojos se desorbitaron, casi quedó sin respiración y su corazón aumentó diez veces su velocidad de bombeo en un instante.
¡¿Hola, estás ahí?! ¡Rodolfo! – El teléfono yacía en el piso vociferando.
-Sí, estoy acá. – Respondió, tragó saliva para no ahogarse en ella frente a tal sorpresa y retomó su palabra – Necesito hablar contigo con urgencia, ¿Cuándo podemos vernos?
-Emm, bueno con esfuerzo intento salir por más que los calmantes me tengan exhausto, podríamos vernos en el bar de la avenida ¿Te parece bien hoy a las ocho de la noche? – Lo invitó con la intensión de aclarar sus dudas y quizá ayudarse entre ambos a resolver tal dilema.
- Sí, por supuesto ahí estaré. Queda muy cerca de mi casa, así que nos vemos pronto.- Terminó de decir esto, colgó el teléfono y simplemente se dejó invadir por la ansiedad.
Ferchu Fernández
Ferchu Fernández
Me re colgué leyendo todos los capítulos; escribís muy bien.
ResponderEliminarMuchisimas gracias :D cada tanto subo algún otro, por mas que tengo ya el final en la cabeza y todo prefiero hacerlo despacio aparte que estoy ocupado y no da apurarme y joder todo :D
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