sábado, 6 de abril de 2013

Difícil despertar.




Desperté exaltado ante semejante pesadilla, retazos de espanto seguían esparcidos por mi mente, mientras que mis ojos se despegaban lentamente. Un sonido agobiaba mis sentidos, retorcía mi audición, tal si escuchase fuertes alaridos. A rastras, llegué hasta donde se encontraba el osado monstruo que irrumpía en mi descanso, deseando morir en el intento, sangrando más y más a cada momento.
Los números decían que ya debía movilizar mis huesos, lo cual creí imposible, no los podría mover si antes no reaccionaban mis sesos. Me sentía un GPS mal configurado, totalmente desorientado, mientras el maldito sonido seguía dejándome más y más atormentado.
Caso omiso hice al frío del invierno, ya que en ese preciso momento estaba como alma en pena en el infierno, aunque creyéndome afortunado. Poco a poco, estaba más próximo a mi objetivo, el fin de todo esto pensé era definitivo. Jugué todo al rojo apostando a la pereza, luchando contra mareas y vientos neuronales usando mi destreza; ya casi nada me faltaba para la meta. Iba pensando que al llegar me sentiría como Otto Rocket con su patineta. Tristemente, en realidad me parecería más a un tipo jugando al tenis con una chancleta. Feliz por jugar, aunque no sabía de la forma en que todo iba a terminar.
El grito agudo y desgarrador al presionar un botón había cesado, creí que todo había terminado. Sin embargo, estaba errado, no me había dado cuenta por torpeza, inconsciencia o porque soy despreocupado, que la pesadilla recién había comenzado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario