Él había
nacido en un mundo lleno de catástrofes naturales, pero tuvo la suerte de que
en su ciudad no había problemas de relativa importancia relacionados al clima.
Su niñez tuvo en su mayoría días soleados y noches con cielo abierto que
dejaban relucir al máximo la bóveda celeste.
Algún día que otro lluvias de todo tipo, desde lloviznas hasta
tormentas, afectaron el clima típico de su país. Pero él era un niño inocente,
su atención no era captada por las pérdidas que las tormentas y el granizo
provocaban al destrozar cultivos y cosechas.
Casi dos
décadas de clima moderadamente apto para el bienestar hubo en su ciudad natal,
hasta que un día una tormenta azotó con todo a su país, dejando múltiples
heridos y dando lugar a pérdidas irrecuperables. Esto afectó la economía y la vida normal de
la ciudad en la que él vivía, aún así encontró una forma de escaparse de estos
problemas, no era la solución pero sí una forma de aliviar el resultado de ésta
crisis. Éste método de “escape” es
inestable, puede ayudar mucho a los que consiguen dominarlo, pero también puede
llevar a la ruina a todas las ciudades que lo utilicen. Era un método que todos
querían sea aplicado en sus ciudades. Algunos ni siquiera conseguían entenderlo,
otros fallaban en la práctica, algunos “suertudos” podían usarlo por un
determinado tiempo sin fallas hasta su inminente caída y pocos bendecidos
podían usarlo eternamente. El único percance que le encontraban algunos, era la
“dependencia” con otra ciudad que éste implicaba, era casi como vender el alma
al diablo en el caso de que no fuera exitoso. Obviamente, si era exitoso era
como vender el alma a Dios, llegar a conseguir lo que el resto anhelaba era
algo digno de sentir superioridad ante los demás.
El tiempo
pasó, la ciudad parecía brillar más que nunca, pero toda luz junto a un cuerpo
genera sombra inevitablemente. Y fue así como la ciudad en la que él vivía cayó
lentamente, el clima había mejorado un poco en ese período, pero los altibajos
provocados por la falla del método llevaron a la desesperación a todos sus
habitantes.
Durante el
apocalipsis del pueblo, él trabajó en un informativo dando el reporte del
clima, un desafío para él era adivinar cómo todo estaría el próximo día. Casi
siempre decía que el día estaría soleado, muy soleado, aunque en realidad fuese
a llover, haber tormentas o granizo. Aún así, no lo despidieron por dar una
idea optimista cuando todo estaba o iba a estar mal. Todos al creerle dejaron
de ver lo obvio y escuchaban las mentiras que andaban por la vuelta, de ésta
forma la caída total del país se volvió inevitable, más de lo que antes se
creía. La ciudad en la que él nació conectaba al resto del país, por ende, si
ésta caía, el país sufriría consecuencias.
Él intentó
volver a usar el método en su ciudad, no lo logró, las otras ciudades quizá
sentían su vulnerabilidad y por esto se aprovechaban de ésta, que cada vez
terminaba más y más al borde del abismo.
Los que no
pueden más, se van. Así parece, la ciudad terminará siendo abandonada por un
disparo de errores, al estar vacía y dejar de ser mantenida de pronto las
construcciones empezarán a caer, llevándose consigo toda vida de cualquier tipo
restante en dónde antes había una bella y próspera ciudad.