¿Alguna vez has sentido que alguien te este observando? Más comúnmente mientras estás en algún lugar en penumbras. Esto pasó hace unos años, cuando un adolescente perdió a un pariente cercano, algunas de sus posesiones fueron a parar a su casa, más precisamente en su cuarto. Todo transcurrió sin problema alguno, hasta que un día sus padres salieron y se tuvo que quedar unas horas solo en su casa. Prendió la computadora, se quedó chateando incontables minutos con un amigo sobre historias de terror, nada pasaba, tranquilidad absoluta sin contar el simple hecho de sentirse incómodo, algo obvio si se es lógico, estando solo hablando sobre ese tema puede ser bastante inquietante y nuestra mente nos puede jugar una mala pasada.
De pronto, sintió un fuerte ruido, fue a ver y no vio nada, lo que más le llamo su atención era que ya pasaban las dos y media de la mañana, había estado varias horas solo. Mientras vuelve a su cuarto siente a sus padres entrar por la puerta y vuelve a la computadora.
Pocos minutos después, siente una casi insaciable sed que lo invade. Para no despertar a sus padres ya dormidos va sigilosamente hasta la cocina, la cual tenia grandes ventanas con vidrios que reflejaban como si fueran espejos, y decide tomar agua de la canilla. Baja su cabeza y acerca su boca hasta el pico de la canilla, cuando termina de tomar la cierra y sube la mirada, un escalofrío le invadió y le pareció ver una sombra que lo miraba a lo lejos. Apenas esta sombra se percató de que había sido vista se movió hacia un pasillo en el que se perdió, aunque obviamente el chico ni se atrevió a ver si realmente se había ido. Espantado pero intentando creer que sus ojos lo engañaron, volvió a su cuarto y le contó lo sucedido a su amigo, el cual se preocupó pero finalmente terminó riendose sobre lo sucedido y diciendole que había sido solo su imaginación.
Minutos después mira el reloj, eran las tres de la mañana en punto, ni un minuto más, ni uno menos. Ve de costado que la luz de una portátil que estaba a su derecha entra a parpadear. Simplemente pensó que sus ojos lo habían engañado, frente al susto es común que pasen estas cosas. Pero volvió a pasar, y en ese mismo instante estaba mirando fijamente, a la vez siente como si algo le atravesara la espalda pero en forma de escalofrío que lo hizo doblar completamente, asustado saltó de la silla y lentamente fue caminando hacía atrás, queriéndose alejar de aquella lámpara sin percatarse que ésta más de apagarse y prender no hacía. En un momento tuvo la pésima idea de fijarse por si acaso en el reflejo de la televisión no había nada. Una enorme sombra estaba por detrás de él, y sintió la misma aterradora sensación que sintió minutos antes, solo que esta vez se dio cuenta que era su propia sombra, nada más de que asustarse. Se sienta de nuevo y le cuenta lo sucedido a su amigo nuevamente, y por casualidad o simple curiosidad se le ocurre mirar hacía la pared en la que había visto la sombra, nada vio, nada extraño aconteció. Pero cuando miró la televisión algo increible fue percibido por sus ojos, "su sombra", seguía ahí, y no solo seguía, esta vez tomó un rostro propio nada amigable que se delineaba más y más en cuanto se acercaba hacia él.
El chico, obviamente, prendió todas las luces y fue corriendo a despertar a sus padres. Ahora sin saber nada sobre este ente y no tener idea si era malo o bueno, cada vez que esta solo, no se atreve a mirar ventanas, televisiones apagadas y mucho menos espejos...
Ferchu Fernández
Ferchu Fernández